Puede terminarse el mundo mañana
y el seguirá con el nudo recto
una sonrisa de billetes sin contar
y dos bultos bien formados
que sepan reír para aumentar el rating.
Lo que no queda en foco
es pura ortopedia, un corazón de marmota
que reduce latidos para vivir un año más;
diez dedos que juegan a obedecer al morbo
y saberse dueños del trabajo de otros,
mientras otros dos bultos con polleras en tono
traen sobres con números
para llamar y sentirse generoso.
No se animen a cambiar de canal,
Puede que el mundo sí termine mañana.
viernes, 28 de septiembre de 2007
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